Evolucionismo vs creacionismo 2014
Hace un par de días se celebraba en Estados Unidos un debate muy
polémico en las redes sociales, en el que se enfrentaban el conocido
científico y presentador Bill Nye, más conocido como The Science Guy, y Ken Ham, famoso defensor de las teorías del Génesis. La discusión entre evolucionismo y creacionismo duró casi tres horas.
¿Tiene sentido a estas alturas polemizar sobre la teoría de la evolución? Hace 155 años, Charles Darwin publicaba su archiconocido libro On the Origin of Species, y desde aquella época la ciencia apuesta firmemente por el evolucionismo. ¿Suena lógico negar esta teoría y apoyarse en creencias religiosas a estas alturas?
Ya en 1859, el debate estaba abierto. El año en que Darwin publicó su
famoso libro, supuso también el pistoletazo de salida a las críticas y
sátiras sobre su figura. Pocos respaldaban que el ser humano pudiera
haber evolucionado de los primates. Incluso conocidas bebidas
alcohólicas, como el famoso "anís del mono" trataron de ridiculizar al científico británico, como vemos en la imagen de la izquierda.
Por fortuna, la evidencia científica ha podido respaldar con pruebas las teorías darwinistas. El conocido como evolucionismo es
aceptado de forma unánime en la comunidad científica, aunque exista una
parte de la sociedad que se mantenga escéptica ante estos argumentos.
En Estados Unidos, por ejemplo, el debate sobre evolucionismo y
creacionismo no ha sido frenado. La discusión mantenida entre Nye y Ham
(que podéis ver a continuación) ejemplifica a la perfección las dos
caras de la moneda: las corrientes religiosas que
argumentan con ideas de la Biblia (sin pruebas reales, más que la
propia fe de los creyentes) y las ideas científicas, que se actualizan
con nuevas hipótesis, comprobación de ideas mediante experimentos y
aceptación de teorías si están apoyadas por la evidencia.

El creacionismo también evoluciona
Lejos de mantenerse anclado en la búsqueda de apoyos únicamente
religiosos, los defensores del creacionismo han buceado en la bioquímica
para tratar de usar argumentos científicos en la defensa de sus tesis.
Este es el caso de la conocida teoría del diseño inteligente.
Esta idea es el "último refugio" de las corrientes creacionistas de raíz
judeocristiana, en palabras del conocido investigador Juli Peretó, del
Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia. Este bioquímico
argumenta que parte del "éxito" de las teorías del diseño inteligente se
basan en la incultura científica de la sociedad.
En un artículo publicado por la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, Peretó explica que el creacionismo no es más que pseudociencia,
que además se está extendiendo preocupantemente por los campus
universitarios de Estados Unidos y algunos países europeos (como por
ejemplo Polonia).
Esta difusión de ideas creacionistas no se sustenta, sin embargo, en una base científica, puesto que la propia Royal Society de Londres afirmó
en 2006 que el evolucionismo estaba sumamente respaldado, negando la
posibilidad de que el creacionismo pudiera tener cabida como teoría
científica.
Este argumento también es respaldado por Stephen Jay Gould,
que explica que "el creacionismo afirma que el evolucionismo no puede
basarse en pruebas científicas", un razonamiento falso a tenor de las
pruebas aportadas por los defensores de la teoría de la evolución.
A pesar de que en España el evolucionismo es sumamente aceptado (no solo
en el seno de la comunidad científica, sino también en el sistema educativo), es importante no dejarse llevar por
hipótesis al azar que no se sustenten en evidencias. Los debates de
evolucionismo vs creacionismo que se dan en Estados Unidos, a mi juicio,
no podrían sostenerse aquí, ya que las teorías religiosas relacionadas
con la biología . .












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